Cirugía ginecológica

Los avances tecnológicos han mejorado las aplicaciones de la cirugía en pacientes que están buscando el embarazo. Sobre todo en el campo de la infertilidad tanto la laparoscopía (cirugía que nos permite analizar la cavidad abdominal como pélvica) y la histeroscopía (procedimiento que nos permite hacer análisis de la cavidad uterina) nos han permitido tanto mejorar las posibilidades diagnósticas como terapéuticas de las mismas.
El ideal de cualquier tratamiento quirúrgico es corregir la causa de la infertilidad así como de permitir que la pareja logre un embarazo de forma espontánea todas las veces que desee. Cuando es bien llevada esto permitirá una disminución en el costo de la búsqueda de embarazo así como que este ocurra de la manera más fisiológica. La selección de las pacientes que han de someterse a cirugía ginecológica debe ser cuidadosa. Por ejemplo, no lograremos el mismo resultado en una paciente cuyas salpinges estén obstruidas por una cirugía (como la oclusión tubaria bilateral) que aquellas que tengan obstrucción por infección crónica.

Separando un poco las cirugías que aquí se retoman iniciaremos con la LAPAROSCOPÍA. Esta puede ser diagnóstica (por ejemplo en los casos de infertilidad inexplicable) o como operatoria (como en aquellos casos donde hemos detectado tumoraciones de ovario). En ambos casos el objetivo primordial del procedimiento será el de DIAGNOSTICAR, CORREGIR y PRESERVAR ya que en todo momento se debe tener en perspectiva el objetivo inicial de la paciente que es la consecución del embarazo. La laparoscopia al utilizar lentes de aumento para su realización nos permite magnificar las imágenes de las lesiones encontradas, como en el caso de la endometriosis, para lograr corregirlas mediante su cauterización con daño mínimo en los tejidos sanos circundantes; asimismo esta magnificación nos ha permitido hacer disección de tumores de los ovarios y preservar la mayor cantidad de tejido sano para buscar un embarazo en un futuro. Por otra parte en ocasiones es necesario realizar este procedimiento en combinación con HISTEROSCOPÍA, por ejemplo para intentar eliminar obstrucciones tubarias, esto nos permitirá hacer ambos procedimientos en un solo tiempo y con ello eliminar el riesgo de una segunda cirugía con un nuevo procedimiento anestesiológico y la carga económica que esto conlleva.

Por otra parte la HISTEROSCOPÍA nos permite hacer el análisis de la cavidad uterina ya sea en condiciones normales, por ejemplo durante la preparación de una paciente para tratamiento de fertilización in vitro, así como el tratamiento de lesiones que alteren la estructura de dicha cavidad. En este sentido es importante mencionar que incluso procedimientos programados como una cesárea pueden dejar secuelas en la cavidad uterina que pueden dificultar la concepción en el futuro. En términos de otros padecimientos la histeroscopía también nos permite eliminar lesiones que ocupen el útero (como pólipos o miomas) así como corregir lesiones provocadas por otros procedimientos (por ejemplo adherencias provocadas por legrados previos o en los casos que se haya realizado extracción de miomas con daño a la cavidad endometrial).

Por último es importante mencionar que los dos procedimientos descritos con anterioridad son sólo 2 de los más utilizados en infertilidad, de acuerdo a tu padecimiento tenemos varias opciones quirúrgicas a ofrecer en caso de que busques un embarazo por vía natural. Lo más importante es escoger el tratamiento que mejor se ajuste a tu padecimiento y el que ofrezca una mayor perspectiva de corrección de la causa de la infertilidad.

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